ISNB: 978-1-61887-328-6
Editorial:
Gato Malo Editores
Actias Luna
*Selección
de tres poemas*
SUGESTIONES FILOSAS
No puedo más con tu salivación,
con tu botánica
sin santos, tu post trauma
magnolias rotas, con
la cordillera curva que divide tu
mirada con el
panorama, con el granizo que cae
de tus sueños y
crean mi insomnio, con los
domingos sincronizados
con tu nada: mi nada nadando en
las entrañas de los
petardos filosos, comiéndome,
gesticulando sonrisas,
menguantes, burlonas de diablos
sin hora, hora para
cremar, hora para rezar, hora para
vaivenear, hora
para estrujarse. . . Si no puedo
más con el llanto
verde, con las manecillas añejas
de tu corazón/
cómo amas perder la razón y darle
prestigio a la
náusea que entumece cada noche
estrangulada por
tus labios azabaches: oráculo
interno sacrificado en
las pestañas, no puedo más si no
ruego ni me riego
conmigo: Jonatán no sé qué y mi
brevedad entre
tus delirios // Quiero beberme la
noche, traguito a
traguito; desvelarte en tus
inciensos, desvelarte en
mis deseos más afilados***
* * *
LA TROMPETA
TRABADA
Se menea la
atmósfera delincuentemente
sin miedo en
los nortes, sin asco a los sures.
Con una
jeringa clavada en la idea.
Con el azul
del ritmo
abriéndole
las piernas a la noche,
que muy
sutil evapora todo
residuo
calvo del día.
Trompetas
boquiabiertas
y pestañas
que arañan en la despedida.
Callejones
ondulados,
regados
por todos
lados.
Tus besos
descompuestos
hospedados
en la
lejanía;
pero, sus
viciosos sabores
confinados
en una derretida
Despedida.
¡Esta noche
va a morir enredada entre tu pelo!
Con tus
antojos, descansando entre perlas.
Si tus ojos
se dejaran descansar
al brillo y
a la belleza.
¿Por qué si
envicias tanto te
vuelves
polvo tan pronto?
Deja las
travesuras
para
empalagar,
¡para cuando
no haya
Nada que sazonar!
* * *
ESCENA CUATRO
En tus labios se acuesta la noche:
el simulacro de la noche, esa que metiste
50 centavos en la vellonera y elegiste Summertime
por Chet Baker y que instantáneamente se hizo parte del simulacro, el de la
noche, el de tus deseos incandescentes que lleva tatuada tu historia sobre lápidas
adornadas de flores invisibles; ante la trompeta que toca Summertime en pleno invierno, en una taberna sin dueño en medio de
tu noche en el Downtown Village (1959). . . Qué lindo fue verte reír cuando me
arranqué la piel y la regalé a un indigente y cuando este nos devolvió una
sonrisa. Cuatro veces mal herida, cuatro veces melodiosa que nos hizo retorcer
en la nieve: bailamos bajo la nieve y besé el hielo,
tu noche.
Se perdió la noche y el día,
después el sol alteró mis arrugas, las que tanto protegí de tus
caricias.
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