sábado, 28 de septiembre de 2013

Primera ojeada al libro: Actias Luna de Jonatán Medusa

Autor: Jonatán Medusa
Colección: Poemarios
ISNB: 978-1-61887-328-6

Editorial: Gato Malo Editores

Actias Luna
*Selección de tres poemas*

SUGESTIONES FILOSAS


No puedo más con tu salivación, con tu botánica
sin santos, tu post trauma magnolias rotas, con
la cordillera curva que divide tu mirada con el
panorama, con el granizo que cae de tus sueños y
crean mi insomnio, con los domingos sincronizados
con tu nada: mi nada nadando en las entrañas de los
petardos filosos, comiéndome, gesticulando sonrisas,
menguantes, burlonas de diablos sin hora, hora para
cremar, hora para rezar, hora para vaivenear, hora
para estrujarse. . . Si no puedo más con el llanto
verde, con las manecillas añejas de tu corazón/
cómo amas perder la razón y darle prestigio a la
náusea que entumece cada noche estrangulada por
tus labios azabaches: oráculo interno sacrificado en
las pestañas, no puedo más si no ruego ni me riego
conmigo: Jonatán no sé qué y mi brevedad entre
tus delirios // Quiero beberme la noche, traguito a
traguito; desvelarte en tus inciensos, desvelarte en
mis deseos más afilados***

* * *


LA TROMPETA TRABADA


Se menea la atmósfera delincuentemente
sin miedo en los nortes, sin asco a los sures.
Con una jeringa clavada en la idea.
Con el azul del ritmo
abriéndole las piernas a la noche,
que muy sutil evapora todo
residuo calvo del día.
Trompetas boquiabiertas
y pestañas que arañan en la despedida.
Callejones ondulados,
regados
por todos lados.
Tus besos descompuestos
hospedados
en la lejanía;
pero, sus viciosos sabores
confinados en una derretida
Despedida.
¡Esta noche va a morir enredada entre tu pelo!
Con tus antojos, descansando entre perlas.
Si tus ojos se dejaran descansar
al brillo y a la belleza.
¿Por qué si envicias tanto te
vuelves polvo tan pronto?
Deja las travesuras
para empalagar,
¡para cuando no haya
Nada que sazonar!

* * *


ESCENA CUATRO


En tus labios se acuesta la noche:

el simulacro de la noche, esa que metiste 50 centavos en la vellonera y elegiste Summertime por Chet Baker y que instantáneamente se hizo parte del simulacro, el de la noche, el de tus deseos incandescentes que lleva tatuada tu historia sobre lápidas adornadas de flores invisibles; ante la trompeta que toca Summertime en pleno invierno, en una taberna sin dueño en medio de tu noche  en el Downtown Village (1959). . . Qué lindo fue verte reír cuando me arranqué la piel y la regalé a un indigente y cuando este nos devolvió una sonrisa. Cuatro veces mal herida, cuatro veces melodiosa que nos hizo retorcer en la nieve: bailamos bajo la nieve y besé el hielo,
tu noche.
Se perdió la noche y el día,
                        después el sol alteró mis arrugas, las que tanto protegí de tus caricias.

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